Antes de conocer la historia de Nikolás, te mostraré brevemente, el poder que tiene un niño. El reconocido escrito Paulo Coelho, decía que un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto:
- A ponerse contento sin motivo
- Estar siempre ocupado con algo
- Saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.
Esta última frase representa a la perfección a Nikolás, un niño de ocho años que anhela con ser policía.
Para Nikolás, el uniforme no sólo representa un trabajo, pues en casa le enseñaron que simboliza el respeto a sus amigos, vecinos y compañeros. Además, del valor para ayudar a sus iguales y una lucha diaria para cuidar a su comunidad.
En su cabeza y corazón, sabe que para ser un buen policía se tiene que trabajar duro. Por lo que, en cada oportunidad, habla con los agentes que se encuentra en la calle, les pide consejos y escucha sus historias. Nikolás siempre anota en sus recuerdos qué es lo que se necesita para cumplir su sueño.
Al conocer su pasión, familiares y amigos le han regalado juguetes que emulan a los de la policía, con los cuales, si pudiera, saldría a la escuela o de paseo todos los días, portando con orgullo el escudo de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública y Tránsito (SMSPYT) y sus botas recién boleadas.
Con ese mismo ímpetu, pidió a su madre poder visitar las instalaciones de la dependencia, en donde:
- Comandó una patrulla
- Recorrió los pasillos saludando a cada uno de los uniformados
- Aprendió como tomar acciones para cuidar a los suyos, experiencia que guardará con cariño durante toda su infancia.
Nikolás no sólo quiere ser policía, él quiere enseñarle a sus amigos la pasión que lo mueve para alcanzar sus sueños. También, quiere enseñarles que los policías buenos siempre estarán ahí para cuidarlos, para motivarlos, quiere mostrarles que ser policía aún es un sueño que vale la pena vivir.