Las mujeres, a lo largo de la existencia humana nos hemos desempeñado en todos los campos y actividades que han existido, y aunque nuestra presencia sea ignorada la mayor parte del tiempo, sabemos que siempre estuvimos ahí. Es por eso, que en esta entrada hablaremos sobre la dramaturgia femenina y mexicana.
Los avances en la historia de la humanidad, no habrían sido posibles sin las aportaciones de miles de mujeres. Históricamente, las mujeres fueron despojadas de su autonomía y se les asignaron ciertos roles que debían cumplir en su totalidad. No fue hasta que ocurrieron los primeros movimientos feministas, que como mujeres y sociedad, revaluamos conductas y valores que yacían en el seno de la educación.
Este será un viaje en orden cronológico, en el que conoceremos un poco más a cinco mujeres dramaturgas que marcaron el curso de la historia de la literatura y el teatro en México.
Catalina D’erzell (1897-1950)
Desde muy pequeña, Catalina demostró una afinidad por las letras y la escritura. Nació en Silao, Guanajuato, y a partir los 12 años ya había escrito sus primeros dramas, como Orfandad y El plagiario. Seis años más tarde, a los 18, publicó su primer cuento. D’erzell solía firmar con su pseudónimo “El Nacional”.
Durante su vida publicó más de 15 obras, entre las que figuran su melodrama taquillero “Cumbres de Nieve”. Colaboró en El Universal, El Universal Ilustrado, El hogar, El Demócrata, El Nacional, Revista de Revistas y la revista Todo.
Entre 1932 y 1941 publicaba en la sección del periódico Excélsior “Digo yo con mujer”, ideas sobre la percepción de las mujeres en el periodismo.
Periodista, novelista, poeta, dramaturga, guionista, actriz, compositora y autora, Catalina D’erzell y Escalante es considerada una de las dramaturgas que más se involucraron en el trabajo de establecer un cambio en la forma de sentir y vivir de la mujer [en el siglo XX].
En las obras de Catalina, la mujer deja de ser buena hija, buena esposa, buena madre y se convierte en lo que ella añora ser. Sus heroínas son humanas pecadoras que disfrutan de todas las incoherencias y excesos que la sociedad tiene por ofrecer.
Amalia González Caballero de Castillo Ledón (1898 – 1986)
Nacida en Santander Jiménez, Tamaulipas, Amalia cursó la carrera de de declamación y arte teatral en el Conservatorio Nacional de Música.
Fundó la Alianza de Mujeres, que logró el derecho al voto en 1952. Fue la primera mujer que formó parte de un gabinete como subsecretaria de Cultura de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Su vida se reconoce por haber sido un testimonio a la lucha por los derechos para las mujeres. Amalia tenía un gran interés por el teatro como vía de difusión y enseñanza. Sus obras tocaban temas sociales, centrándose en la mujer, su condición humana y la vida en pareja.
Sucedía el año de 1929 cuando publica su primera obra, Cuando las hojas caen, la cual relata la vida de un matrimonio que tras enfrentarse a una serie de problemas que pareciera no tienen solución, deciden divorciarse. Un tema que causo mucho revuelo por su tono poco convencional para la época.
En sus obras y ensayos, escribió sobre el movimiento de las mujeres que se gestaba durante los años veinte. Amalia no sólo fue una dramaturga importantísima, si no también una mujer visionaria e intelectual.
Luisa Josefina Hernández (1928)
La Ciudad de México fue el lugar que la vio nacer y la ha acompañado durante toda su trayectoria. Posee una especialización en arte dramático.
Considerada una de las dramaturgas más importantes del siglo XX en México, Luisa Josefina se destaca por el abanico de técnicas literarias que posee y se manifiestan en sus obras. Su formación en el extranjero le ha permitido traducir a autores y autoras como Shakespeare. Además, es autora de una investigación teórica sobre el análisis del drama.
Sus obras más destacadas son La paz ficticia (1960), El orden de los factores (1983), Habrá poesía (1990) y Las bodas (1993).
Se alude a ella como una de las plumas más brillantes e inteligentes de México, además, los temas de sus obras versaron siempre sobre las mujeres.
Se ha dedicado a la cátedra universitaria en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y fue profesora de Arte Dramático en el INBA.
Sabina Berman (1956)
Dramaturga, narradora, poeta, actriz y guionista, Sabina nació en la Ciudad de México y tiene formación profesional en Psicología y Letras Mexicanas y Dirección Teatral.
En 1974 ganó el Ariel de la Academia de Ciencias y Artes Gráficas por el guión Tía Alejandra. Ha recibido más de 20 medallas por su trabajo como escritora, y posee un Premio Nacional de Periodismo por su participación como guionista en la serie Mujeres y el poder.
Las obras de Sabina se diferencian por hablar de temas como la sexualidad y el poder, pero con tintes cómicos. Su trabajo como guionista de la película Backyard (2009) llevó a México a ganarse una nominación en los premios Oscar del año 2010.
Es considerada la dramaturga mexicana contemporánea con mayor reconocimiento y éxito comercial.
Conchi León (1973)
Mérida, Yucatán, 1973. Concepción León Mora es una dramaturga, actriz, directora y maestra de teatro. Goza de un Diplomado en Dirección de Teatro para niñas, niños, literatura, protocolo, periodismo y dramaturgia.
Sus textos dramáticos y puestas en escena han sido reconocidas internacionalmente. Conchi se caracteriza por su trabajo documental y testimonial, dotado de temas como tradiciones, cultura, costumbres, mujeres y la cultura maya.
Entre sus más de 60 obras escritas, destacan: La Tía Mariela, Mestiza Power, Cachorro de León, Casi todo sobre mi padre y Las mujeres de Emiliano.
Actualmente, es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte CONACULTA-FONCA y colabora en la columna del periódico Milenio Yucatán, ”Donde mora el león”, dedicada a la crítica teatral.
Conchi León, es una autora que a través de sus obras realiza un llamado de atención para reflexionar sobre problemas de sectores vulnerables, centrándose en la violencia de género, la homofobia y la discriminación étnica.
Actualmente, existen muchos enigmas en la historia por la ausencia de registros que detallen nuestras formas de vidas. Estas dudas surgen a raíz de diversos sucesos como la época de la inquisición, en la que las mujeres sabias eran tachadas de brujas y quemadas en la hoguera junto con sus hallazgos y pertenencias.
Cientos de años de evolución se vieron prorrogados por la idea primitiva que ubicaba a las mujeres a realizar las tareas del hogar y el cuidado de las hijas e hijos.
Recordar y reconocer el trabajo que las mujeres hicieron en nuestro pasado, debe ser un intento constante y colectivo para evitar que la historia se siga repitiendo. No permitamos que sus nombres y aportaciones sean olvidadas en el tiempo.