Mujeres mexicanas medicina
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El panorama de las profesionistas mexicanas en la medicina

Hace un par de días, una imagen de unas cirujanas mexicanas se hizo viral. Fue un tweet que refería que en la sala de operaciones, todo el equipo médico era conformado por mujeres. En los días siguientes acumuló más de 270 mil likes; sin embargo, fue la última línea del tuit lo que causó revuelo entre los usuarios, pues negaban que la medicina fuera un espacio predominantemente masculino. Hoy te presentamos el panorama de las profesionistas mexicanas en la medicina.

Mujeres mexicanas medicina

El panorama de las profesionistas mexicanas en la medicina

Cuando hablamos de las mujeres en la salud, normalmente acompañamos la conversación con datos sobre la violencia física a la que se enfrentan dentro de la medicina, o a los padecimientos como la obesidad, diabetes y depresión de los que las ciudadanas sufren en mayor porcentaje que los hombres, según datos de la Encuesta Nacional de Salud (Ensanut, 2018).

Pero poco se habla de la discriminación, la violencia sexual, el hostigamiento y las agresiones que enfrentan las mujeres médicas desde sus días de estudio universitario. Más tarde, dicha violencia se ve reflejada en la ausencia de paridad de género en los hospitales y quirófanos.

Primeras mujeres mexicanas en la medicina

Existen pocos registros de la incorporación de las mujeres mexicanas a la medicina. Matilde Petra Montoya Lafragua fue la primera médica en México, era el año de 1887 cuando se tituló. Más tarde, para 1936, 84 mujeres se convirtieron en doctoras por la entonces Universidad Nacional de México.

El libro La mujer y la salud en México (2014), recopila información sobre el papel de las mujeres en el campo de la salud, en el primer capítulo, nos presentan datos, fechas y nombres sobre las primeras mujeres que egresaron como médicas de distintas universidades alrededor del país.

Primeras mujeres mexicanas en medicina
Primeras mujeres mexicanas que egresaron como médicas.

Obstáculos en la carrera de las mujeres cirujanas

En una investigación, publicada en el 2005 titulada “Medicina académica y género. La mujer en especialidades quirúrgicas”, las autoras y médicas cirujanas, planeaban mostrar las situaciones que viven las mujeres en especialidades quirúrgicas y cuáles son los obstáculos a los que se enfrentan tanto en su vida profesional como personal. Estas sólo son algunos casos que ellas hallaron.

1. Rigidez en la estructura de los programas de residencias quirúrgicas

Las horas que deben ser dedicadas para las residencias quirúrgicas no son compatibles con las rutinas y horarios de las mujeres que cumplen con otros roles sociales. Una médica no sólo es una profesional de la salud, en varios casos, también es madre de familia y esposa, papeles que implican dedicar más tiempo al cuidado del hogar, de las hijas, hijos y el bienestar de las personas que la rodean.

Como el texto señala, “Las estructuras organizacionales se han incrementado a favor de hombres solteros u hombres con parejas que los apoyen en casa, permitiéndoles dedicar más tiempo a su trabajo”.

2.  Falta de promoción en posiciones directivas

Los estereotipos de género cumplen un papel evidente al momento de elegir personas que desempeñen actividades en puestos directivos en los hospitales. Las mujeres aún siguen siendo percibidas con menor habilidad para el liderazgo y la competencia, esto, porque las definiciones de éxito, competencia y liderazgo son basadas típicamente en atribuciones masculinas (agresividad, decisión); por lo que, los criterios de selección son definidos por los hombres.

En el artículo, Mujeres médicas: de la incorporación a la discriminación Pilar Arrizabalaga y Carme Valls-Llobet (2005), señalan que en 1914, apenas el 4% de los estudiantes de medicina norteamericanos eran mujeres y en 1960 sólo el 5,8%. El ejercicio de la medicina ha estado ligado históricamente a una mayoría de varones.

3.  Discriminación de género

La tasa de asistencia escolar de las mujeres de 19 a 24 años (edades para la educación superior) es de apenas 23.7%. En análisis recientes, se afirma que los hombres tienen mayores probabilidades de continuar sus estudios, a pesar de que los indicadores de deserción, reprobación y eficiencia terminal muestran mayor aprovechamiento de las mujeres desde la primaria hasta la educación media superior.

Por otro lado, encontramos la discriminación en el lenguaje, fenómeno que la doctora Araceli Ayala Ibarra apunta en su trabajo de investigación Discriminación de género en médicas (2010):

“La discriminación en el leguaje es otro aspecto latente, la población en general, principalmente hombres, se resisten a referirse a nosotras como médicas y/o doctoras, suelen decirnos señorita o enfermera, o con cualquier otro calificativo, pero pocas veces por el nombre o grado académico.

[…] la mirada androcéntrica no tiene en cuenta las diferencias por razón de sexo, ni siquiera contempla la existencia de mujeres y/o hombres en las profesiones sanitarias, y tulipa los términos -médico/s- o -profesional/es- como si fueran sexualmente neutros, ambiguos, genéricos o universales en vez de masculinos.

4.  Embarazo

En promedio, entre los 24 y 30 años es la edad para la formación académica como especialista, que coincide con la etapa de la vida reproductiva óptima de la mujer. La posibilidad de un embarazo reduce el ingreso a una especialidad, o promoción a puestos superiores. Para las mujeres embarazadas también representa un riesgo más alto, al estar en contacto con agentes nocivos externos, como anestésicos, radiaciones, sangre y secreciones, por lo que muchas no aprueban los cursos o deciden desertar.

5.   Hostigamiento sexual

Para el artículo “Discriminación, maltrato y acoso sexual en una institución total: la vida secreta de los hospitales escuela” (2020), la autora Marcia Villanueva Lozano, realizó 26 entrevistas a 16 médicas y 10 médicos para documentar cómo los hospitales-escuela operan como un mundo propio con tendencias totalizantes donde prevalece una “cultura de acoso a las estudiantes”, institucionalmente legitimada.

De acuerdo con la información reportada en las entrevistas, el acoso que experimentan las estudiantes de medicina fluctúa desde insinuaciones sutiles hasta el hostigamiento sexual explícito.

“Los médicos y residentes suelen dirigir su atención a las estudiantes de medicina en función de su atractivo físico.”

Villanueva recopiló una serie de “memes hospitalarios” que encontró en grupos y páginas de Facebook, y que ilustran la desigualdad, hostigamiento y violencia que viven las mujeres en la rama médica.

desigualdad de género
Colección de memes que ilustran la desigualdad de género entre las y los estudiantes de medicina
acoso sexual a las estudiantes
Memes que ilustran el acoso sexual a las estudiantes
6.  Relaciones personales

La medicina, al tratarse de una campo que requiere una dedicación extrema de tiempo, provoca una deterioración en las relaciones interpersonales. Cualquier tipo de relación, al pasar a segundo término afecta la vida social, la vida conyugal y familiar.

“Las especialidades quirúrgicas siguen siendo 3 veces más elegidas por los varones que por las mujeres médicos. Se ha apuntado que la desigualdad en la asunción de las responsabilidades familiares y domésticas entre ambos sexos interferiría la necesaria dedicación a la formación hospitalaria y a las condiciones de trabajo que exige el proceso de la especialización.” (Mujeres médicas: de la incorporación a la discriminación., 2005)

7.  Inequidades salariales

En la investigación “Medicina académica y género.” se señala que :

“En México, en la vida institucional no hay discriminación salarial, pero en la práctica privada, los ingresos se ven repercutidos con el prestigio y el reconocimiento del médico, influyendo en esto la discriminación de género de nueva cuenta. En ocasiones, la confianza que se le tiene a un cirujano hombre es mayor que a la mujer, por pensar que posee mayor capacidad física y mental.”

8. Responsabilidades domésticas y familiares

Cómo se mencionó en el primer punto, las mujeres cumplen distintos roles sociales que en la vida adulta incrementan su importancia, y en ocasiones deben elegir si dedicarse a su trabajo o a la vida personal. Ser esposa o madre representa un obstáculo para el desarrollo laboral y la vida académica.

9. Barreras psicológicas

Las investigadoras identificaron que para las mujeres la “identidad de género” es la principal barrera mental para desarrollar sus objetivos. La maternidad siendo una de las imposiciones sociales con más peso dentro de sus planes de carrera y vida. Una de las elecciones más difíciles para algunas mujeres, es decidir entre ser madre o aspirar a más en su carrera profesional.

En fin…

La sorpresa y necesidad de señalar en un tuit que todo el personal del quirófano es femenino, representa un asunto que deberíamos contemplar y atacar; aún nos falta un largo camino por recorrer para asegurarnos de que exista equidad y paridad dentro de las áreas de la salud, ingenierías, tecnologías, sociales, entre otras más. Mientras el panorama de las profesionistas mexicanas en la medicina no cambie, seguiremos celebrando estas pequeñas victorias.

En palabras de la Dra. Araceli Ibarra Ayala;

“La discriminación de género no es exclusivo de mujeres medicas, sino de una gran mayoría de profesionales y académicas, la discriminación se relaciona con el ser mujer.


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