En la temporada navideña, donde el espíritu de dar y recibir prevalece, la opción de regalar una mascota (perro o gato) sigue siendo una elección encantadora para quienes desean tener un animalito o regalarlo a sus seres queridos.
Sin embargo, si no se comprende completamente la responsabilidad de añadir un nuevo miembro a la familia, muchas de estas mascotas pueden terminar abandonadas en las calles sin una familia que los cuide, apenas unos meses después.
El Dr. Fausto Reyes Delgado, director de Educación y Desarrollo Institucional de Hospital Veterinario UNAM-Banfield, destaca que, a pesar de sus encantadoras características físicas, los cachorros caninos y felinos a menudo se convierten en regalos “sorpresa”, y es en esa sorpresa donde yace el peligro del abandono.
La importancia de una mascota
“Es esencial tener en cuenta que antes de incorporar una mascota a la familia, se debe realizar una visita al veterinario y tener una conversación extensa con él. El especialista puede orientar al futuro propietario sobre la mascota más adecuada según sus capacidades económicas, sociales y el tiempo disponible. Cuando esto no sucede, el riesgo de abandono aumenta, ya que en ocasiones no se comprende plenamente la responsabilidad y el compromiso que implica tener una vida adicional a su cargo”, explica.
“Regalar un ser vivo va más allá de unos minutos al día; agregar un animal de compañía a la vida familiar implica un compromiso de al menos 10 años de convivencia, atención y amor. Lamentablemente, cuando una mascota llega a casa sin una decisión consensuada con todos los miembros de la familia, pueden surgir problemas. Muchos perros y gatos pueden terminar en la calle sin esterilizar, enfrentando las dificultades de su nueva vida en la calle”, advierte.
Las mascotas demandan atención y cuidado constantes. A medida que los cachorros crecen, pueden perder el interés y la atención de sus dueños, especialmente cuando se trata de tareas como pasear al perro o limpiar la caja de arena del gato; estas responsabilidades pueden convertirse fácilmente en tareas abrumadoras para los dueños.
Además, se deben tener en cuenta los costos asociados con su cuidado, como la comida y las visitas al veterinario, incluso estos pueden superar las expectativas en caso de una enfermedad y el tratamiento adecuado.
En conclusión, antes de incorporar un cachorro a nuestras vidas, es fundamental tener una conversación previa con un veterinario y comenzar, desde ese momento, una tenencia responsable.
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